1ª. Reyes 19:12 (RVA) Y tras el terremoto un fuego: mas Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silvo apacible y delicado.
Generalmente el ser humano silba cuando su alma se encuentra en un estado de sosiego y de paz, personalmente cuando escucho que alguien silba una canción pienso que esa persona de cierta forma emana tranquilidad y esa sensación o emoción se contagia. El silbido es quizá una de las primeras formas de hacer música que el ser humano experimentó. La vida actual casi no nos permite escuchar personas que silben canciones a menos que estén dando un show. Puesto que nuestras sociedades están faltas de tiempo, siempre ocupadas, estresadas, cansadas, o pensando en que hacer mañana.
En la Biblia encontramos un caso muy especial que cuando lo recuerdo trae a mi vida paz y esperanza. En 1ª de Reyes desde el capítulo 16 vemos la historia del más malvado de todos los reyes que habían gobernado hasta ese momento y de cómo se dejó manipular siempre por su esposa la pagana Jezabel. Dios castigó con una sequía atormentadora aquella nación debido a su idolatría. Luego, como sabemos, Dios hizo un milagro y envió la lluvia y destruyó a 450 profetas paganos, servidores de Baal. Todo esto sucedió porqué Elías el profeta había orado al Dios verdadero y este respondió. Su majestad el rey le relató a Jezabel lo sucedido y esta, enardecida, empieza a perseguir a Elías para darle muerte. Elías huye a través de un árido desierto. En medio de su tormento, temor, hambre y sed, pide a Dios la muerte. Cuando el ser humano llega al estado total de conformidad y desaliento debido a su situación y se olvida del potencial con el que cuenta al tener de su lado al poderoso Dios de Israel, la persona sucumbe y el desaliento, la frustración y el pavor toma posesión de su mente y corazón. Elías vio la provisión y amor de Dios por medio de un ángel sin embargo esperaba que Dios le hablara, le respondiera con el poder y la fuerza con la que él podía hacerlo, como lo había visto actuar ante los profetas de Baal. Sin embargo, en medio de su desesperanza Dios le habla, no con estruendos, ni con terremotos, ni fuego, ni con palabras altisonantes, sino en un silbido apacible. No podía creerlo Elías, pero allí estaba la dulzura y amor de Dios manifestándose de esa particular manera a un hombre que, aunque había visto su poder, había como cualquier de nosotros temido por su vida.
Dios en las más tremendas tormentas de la vida está presente como ese silbido apacible para llenar de paz, de sosiego y de esperanza el alma atribulada del ser humano. En este caso la vida de Elías corría peligro, pero en tu caso, ¿Cuál es tu tormenta? ¿A que le temes? ¿De qué huyes? No corras ya, detente y busca a Dios en oración y como ese silbido apacible el llenará de paz tu corazón y tu vida. Dios se manifiesta al hombre como el considera oportuno y adecuado hacerlo.
Samia Vargas
Colaboradora de Encuentro
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Prog# 1263 La tarde amena
Prog # 1270 Jesus lives