Enviado por Juan F. Monroy, Colaborador de Encuentro en El Salvador.
Un burro llegó a su casa muy contento, feliz y orgulloso. Su madre le preguntó ¿por qué tan contento hijo? Madre, cargué a un tal Jesucristo y cuando entramos a Jerusalén todos me decían VIVA, VIVA, SALVE…VIVA, VIVA… y me lanzaban flores y ponían palmas de alfombra.
Su madre le dijo: Vuelve a la ciudad, pero esta vez no cargues a nadie.
Al otro día, el burro fue a la ciudad y cuando regresó a su casa, iba llorando y muy triste. Madre, no puede ser, pasé desapercibido entre las personas, nadie se fijó en mí, me echaron de la ciudad. Su madre lo miró fijamente y le dijo: -«¡Hijo, tú sin Jesús eres solo un burro!»
MORALEJA: Sin DIOS no somos nada.
Tiempo de Reflexión:
Toma unos minutos y mira este video. Las heridas del abuso son cicatrices que te marcan, pero hay salida.
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