Cuando estas frente a la cruz y ves a Cristo Crucificado, ¿qué es lo que sientes o piensas?
¿Sientes dolor al ver la figura de la sangre derramada en su cuerpo y las espinas siendo incrustadas en su frente?
Siento un nudo en mi pecho de sólo pensarlo.
Sin embargo, esa dura muerte tenía que suceder para que el plan de Dios fuese cumplido. Sucede de igual manera cuando vemos su nacimiento ya que siendo rico, nuestro Señor, tuvo que nacer en un humilde pesebre al venir al mundo para redimirnos de nuestros pecados y darnos Salvación.
Durante sus años aquí en la tierra, Jesús vivió siendo ese mejor ejemplo de humildad y servicio que todos deberíamos de seguir, y vino al mundo para que el propósito de Dios se cumpliera.
Así mismo, su muerte y crucifixión fue necesaria para pagar por tus pecados y los míos.
Al morir en esa cruz, Dios estaba llevando a cabo su plan de salvar a la humanidad.
Como nos dice Su Palabra: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros curados”. Isaías 53: 5 (RVR 1960).
A través de su muerte obtuvimos el perdón tan necesario para nuestras vidas.
Semana Santa es un tiempo de reflexión y reconocimiento del sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
Nos dice la escritura que:
Hemos sido Redimidos por la sangre preciosa de Cristo:
1 Pedro 1:18-21 dice: “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios”.
Hemos sido Perdonados:
“Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” . Hebreos 9:28. (RVR 1960).
Hemos sido Justificados:
Romanos 5: 9: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
Al aceptar su sacrificio en beneficio nuestro, la barrera que nos separaba del Padre ahora es abolida y tenemos libre acceso para estar en comunión con Él.
Efesios 2:18 “porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
La Crucifixión era necesaria para que se cumpliese el propósito de Dios para salvar a la humanidad pero El prometió que al tercer día resucitaría, se levantaría victorioso de la muerte y eso es lo que celebramos en el día de resurrección que nuestro Salvador vive.
Cuando se le presenta aquellas mujeres que lo amaban y estando ellas tristes porque su maestro las había dejado.
Vemos que se les presentó a María Magdalena afuera del sepulcro y le dijo: “¿Mujer por qué lloras?” (Juan 20:15)
Como se lo dijo a ella ese mensaje también es para nosotros, no hay motivo de tristeza porque sabemos que nuestro redentor vive y lo hace en nuestro corazón.
“No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron”. Marcos 16:6. (RVR 1960).
¡Dios les bendiga y celebremos que nuestro Redentor Vive!
Marina Pinto
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