Hola, amigo consejero,
Me alegro haberme encontrado con su portal.(www.encuentro.ca) Le estoy escribiendo porque necesito que oren por mi familia.
Mi matrimonio se está acabando. Vamos a cumplir seis años de casados, y mi esposa se quiere ir de la casa. Sí, quiero ser honesto; le diré que los motivos son que no la trato con amor; no le demuestro que la amo. Le hago muchos desaires y no le compro casi nada. (No me alcanza lo que gano.) Tenemos dos lindos hijos y estamos construyendo nuestra casa.
En relación a nuestra intimidad sexual, es ella la que se queja ya que ella me busca muchas veces y yo la he rechazado, pero estoy cansado. Ella es muy fuerte sexualmente; pienso que es la diferencia de edades; ella tiene veintitrés años y yo tengo treinta y cuatro.
¿Qué puedo hacer para salvar mi matrimonio? Ella está muy herida, sumamente herida.
Un esposo que ama a su familia.
Respuesta:
Apreciado amigo,
En primer lugar, déjeme felicitarle por su franqueza; normalmente en nuestros círculos de aconsejaría la gente da vueltas al problema tratando siempre de encontrar culpables. El tono de su carta denota desesperación, sin embargo, es la sesión de aconsejaría fácil que he tenido, ya que usted sabe lo que tiene que hacer. Solo lea su nota y haga lo que no está haciendo.
Vamos punto por punto:
Usted dice: “no la trato con amor” La pregunta es ¿por qué no?
Yo le aconsejo: Trátela con amor. La Biblia nos recomienda que debemos tratar a nuestras esposas como un vaso frágil. (1 Pedro3:7) Si el problema es que usted no tiene el amor de Dios dentro de su corazón, entonces, este día invite a Cristo a venir a ser el dueño de su vida, y Él le llenará de amor verdadero. (Juan 15:9 y 10)
Usted dice: “le hago muchos desaires”
Yo le aconsejo: Que cambie su actitud; a las mujeres les gusta que uno les de atención y respeto. Por lo que usted describe en su nota veo que usted usa algunas de estas actitudes para castigar a su esposa. Ese es un fuerte signo que la comunicación entre ustedes no es una prioridad. Busque un consejero local o literatura sobre cómo comunicarse con su pareja. La comunicación es esencial y la misma tiene varios niveles. Aún la intimidad sexual es comunicación, no solamente placer o satisfacción. Si no nos comunicamos bien en esta área tan importante, derivara otras frustraciones.
Cuando usted hace referencia a: “En relación a nuestra intimidad sexual es ella la que se queja; ya que ella me busca muchas veces y yo la he rechazado, pero estoy cansado. Ella es muy fuerte sexualmente, pienso que es la diferencia de edades; ella tiene veintitrés años y yo tengo treinta y cuatro.”
Mi amigo, usted, es joven y eso no debería ser un problema, a no ser que ella tenga una adicción sexual. En ese caso tendría que hablar y buscar la ayuda adecuada. Pero si ese no es el caso, posiblemente sea usted que está teniendo algunos problemas, pueden ser físicos o psicológicos. Si son físicos, con consultar a un médico resolverá la situación. Si son de carácter psicológico por algún trauma vivido necesitará ver a un consejero profesional.
En su cartita usted se define como un esposo responsable y por eso está buscando ayuda. Mi amigo la mejor bendición que usted puede traer a su esposa y sus dos hijos es invitar a Cristo a su hogar. (Apocalipsis 3:20) Sé que Él les dará amor y armonía. Él está interesado en sanar nuestras heridas emocionales y traumas del pasado. Piense en sus dos hijos y comience una nueva generación de bendición. Le dejo con este texto bíblico en el cual Isaías describe a Cristo: Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios, y afligido.
Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. (Isaías 53:4-7)
Hasta la próxima,
Su amigo,
Ernesto Pinto