¡Dios bendiga a quien lea en público este mensaje! ¡Y bendiga también a los que lo escuchen y lo obedezcan!
¡Ya viene el día en que Dios cumplirá todo lo que se anuncia en este libro! Apocalipsis 1:3
Otra versión de Apocalipsis 1:3 dice: Feliz el que lee en voz alta.
- Perdida de reverencia a la lectura de la Biblia.
- Debemos de leer por lo menos una vez al día un pasaje en voz alta.
- Podemos orar los salmos y algunas oraciones que encontramos en las escrituras.
Por ejemplo, la oración de Moisés: Salmos 90 (RVR1960)
Señor, tú nos has sido refugio
De generación en generación.
2 Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
O tal vez la oración de Pablo: Efesios 1:17-23 (RVR1960)
17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,
20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Finalmente, recordemos que cuando el pueblo esta seco y vacío, podemos leer la Escritura en voz alta y recibir la bendición prometida en Apocalipsis 1:3
Leo parte de Nehemías 8 (RVA-2015)
Entonces todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está frente a la puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras que trajera el libro de la Ley de Moisés, que el SEÑOR había dado a Israel.
2 El primer día del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo la Ley ante la congregación de hombres y mujeres, y de todo el que era apto para entender lo que oía.
3 Y leyó el libro desde el alba hasta el medio día, (6 horas) frente a la plaza que está ante la puerta de las Aguas en presencia de hombres, de mujeres y de cuantos podían entender. Y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la Ley.
5 Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, porque él estaba más alto que todo el pueblo. Y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie.
6 Entonces Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios; y todo el pueblo, alzando las manos, respondió:
—¡Amén! ¡Amén!
Que bonito se siento cuando leemos la Palabra y nuestro espíritu se deleita. Muchas veces termino llorando ungido por el Espíritu Santo, simplemente porque mi alma absorbe la revelación Divina que tenemos en Su Palabra.
Ernesto Pinto