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febrero 7, 2018 By Encuentro

Las Estaciones de mi Vida

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Algo que me encanta de vivir aquí, en Canadá, es que se pueden apreciar las cuatro estaciones con sus diferencias bien marcadas:
– La primavera
– El verano
– El Otoño
– El Invierno

En este momento estamos en una temporada, que sí bien disfrutamos de ver caer la nieve, no lo hacemos demasiado cuando la temperatura es inferior a  – 30″C. Durante este tiempo sabemos que no tenemos otra opción más que aprender a vivir y esperamos con ansias la llegada de la primavera y que todo se vea más vivo. En esta época los árboles se vuelven a vestir con nuevas hojas, las flores crecen en nuestros jardines y luego en el verano disfrutamos nuevamente del tiempo de barbacoa y de salidas a los parques para las comidas campestres.

Es que, durante el invierno, muchas veces sentimos que hemos estado inactivos o como dice el dicho popular «hemos estado hibernando como lo hacen los osos».

Lo mismo sucede en nuestras vidas cuando experimentamos las diferentes etapas:
– La niñez
– La adolescencia.
– La edad adulta
– La Ancianidad.

En este momento me encuentro disfrutando de la tercera etapa y vienen a mi mente muchos recuerdos de las etapas anteriores de mi vida:

Primera etapa o temporada: La niñez

Puedo decir que esta ha sido una buena etapa en mí vida. Tal vez porque durante ella me sentía segura y aunque si bien como niños podemos tener dificultades en general no son graves preocupaciones, porque sabemos que es responsabilidad de nuestros padres protegernos y satisfacer nuestras necesidades.

Segunda etapa o temporada: La adolescencia

Aquí puedo decir con seguridad que es la etapa más difícil en la vida de cualquier persona. Durante este tiempo todo está cambiando: nuestros cuerpos, nuestras mentes. Creemos que durante esa etapa todo el mundo gira en torno a nosotros. Por eso algunos adolescentes se vuelven rebeldes.

Mi madre cuenta que yo era una niña rebelde, que cada vez que hacía algo malo, tenía que correr persiguiéndome para castigarme y que cuando se cansaba y no podía alcanzarme tenía que recoger unas piedras y tirármelas: Por lo general ella daba en el blanco y las piedras me llegaban.

Creo que para mi madre esta es la temporada de la que nos habla el versículo 5 de Eclesiastés 3: «Un tiempo para arrojar piedras, y un tiempo para recoger piedras”.

Tercera etapa o temporada: La adultez

Creo que esta es la temporada más crítica en cada persona porque es cuando tenemos que enfrentar muchas responsabilidades laborales, matrimoniales, familiares y con los hijos; y eso muchas veces puede abrumarnos. Durante este tiempo muchas personas entran en crisis porque no pueden aceptar que su vida ha cambiado.

Ahora me encuentro viviendo esta temporada y puedo decir que es muy maravillosa para mí porque me he casado con un hombre increíble. También Dios me ha bendecido con tres hijos formidables y ahora además cuento con mis nueras a quienes puedo disfrutar como a las hijas que no pude tener.  Además, tengo la bendición más preciosa, que son la vida de mis tres nietos.

Estoy viviendo esa edad en la que sé muy conscientemente que ya que no soy tan joven como hace tiempo atrás- Puedo darme cuenta que mi piel ya no es tersa como antes, que tengo diferentes problemas de salud que antes no tenía y lo más preocupante para mí es que he perdido el deseo de ir de compras. Algo que antes me encantaba hacer. Personalmente creo que quien está más contento por esto último es mi esposo, aunque tenga que comprar nuevas y más cantidad de cremas para evitar que se noten las arrugas.

Tal vez a muchas mujeres les suceda lo mismo, pero de todas maneras a mí me preocupa igual. Pero mejor continuemos hablando de las etapas en nuestra vida.

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar en una historia de las Escrituras donde nos cuenta sobre la vida de una mujer. Y aunque la Biblia no nos habla de su niñez, sí nos cuenta desde que se casó y tuvo dos hijos.

Me refiero a Noemí y quiero invitarte a leer conmigo el capítulo 1 del libro de Rut:

“Y sucedió que en los días en que gobernaban los jueces, hubo hambre en la tierra. Y cierto hombre de Belén, Judá, fue a morar en la tierra de Moab, él y su esposa y sus dos hijos. El nombre de aquel hombre era Elimelech, el nombre de su mujer era Noemí, y los nombres de sus dos hijos eran Mahlón y Chilión, efrateos de Belén, en Judá. Y fueron al país de Moab y se quedaron allí. 3 Entonces murió Elimelec, el marido de Noemí; y ella se quedó, y sus dos hijos. 4 Y tomaron mujeres de las mujeres de Moab: el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra Rut. Y vivieron allí unos diez años. Entonces Mahlon y Chilion también murieron; entonces la mujer sobrevivió a sus dos hijos y a su esposo”.

Al principio mencioné que todos pasamos por etapas o temporadas en nuestra vida y cuando leo sobre la vida de Noemí, creo que muchas de nosotros podemos identificarnos con ella porque tuvimos que dejar nuestro país o nuestra familia. Al igual que algunos de nuestros antepasados que tuvieron que abandonarla en algún momento de sus vidas por diferentes razones (seguridad de sus vidas, hambre o persecución).

En el caso de Noemi, tuvo que abandonar su tierra junto a su esposo y sus dos hijos a causa del hambre. Fueron de Judá a Moab porque allí había comida. Pensaron que allí los tiempos eran buenos, que había abundancia mientras que en su tierra había hambre y mucha escasez.

Eso me hace pensar en nuestros hermanos y hermanas que dejaron sus países para venir a los Estados Unidos en busca de una vida mejor y ahora, quienes no pudieron arreglar su situación legal se enfrentan a la dura situación de tener que regresar a sus países debido a la decisión del actual presidente de devolverlos a su lugar natal.  Para muchos de ellos será difícil porque deberán regresar sin nada.

Volviendo a nuestra historia, para Noemí junto a su familia fue un buen momento, ya que en la tierra de Moab tenían comida. Ella tenía todo en la vida: un esposo y dos hijos; años más tarde sus hijos se casaron y ella llegó a tener dos hijas también. Sin duda esos fueron días prósperos para todos ellos.

¿Esta es la etapa de la vida en la que te encuentras?

Un tiempo después vemos que una nueva etapa o temporada toca la puerta de Noemí. Primero su marido Elimelec muere y poco tiempo después sus dos hijos. Quedando sola junto a sus dos nueras.

Seguramente ha sido un gran golpe para el corazón y la vida de esta mujer, como esposa y madre. Estos son los momentos en que nos preguntamos: ¿cómo puede algo tan hermoso y  tan bueno puede convertirse en algo tan doloroso?

Todo iba bien, tenían mucha comida, sus hijos estaban casados y ahora ella se encontraba viuda y sola.

¿Así es el escenario en el que te encuentras hoy?

Tal vez algunas de ustedes han enviudado y han estado solas tomando café y preguntándose, ¿y ahora qué? ¿Cómo continuaré con mi vida? Tal vez piensas que tu vida también ha terminado y en ese momento sientes que no ves la luz al final del túnel.

No quiero ni pensar qué me pasará, si mi esposo muriera antes que yo, es un sentimiento aterrador. En una situación así muchas preguntas vendrían a mi mente, preguntas como estas: ¿Qué pasará conmigo? ¿Cómo voy a sobrevivir? y muchas otras que pueden surgir en la mente de alguien que está pasando por algo así.

Si esta es la temporada en la que te encuentres, quiero darte las palabras que animaron a Noemí y estoy segura de que ella te diría: -Este no es el momento de colapsar, rendirse, desmoronarse; «este es el momento de confiar en Dios «.

Noemi se quedó sola con sus dos hijas.

¿Qué haría usted en esta situación?

Cuando todo se vino abajo, «Noemí aprendió a confiar en Dios». En ese momento escuchó que el Señor le había dado pan nuevamente a la gente de Belén y decidió regresar. Ahora sola, se embarca en su camino, despidiéndose de sus nueras porque no esperaba que la siguieran porque sus maridos habían muerto y no había nada que las obligara a quedarse con ella.

“Y Noemí dijo a sus dos nueras: -Id, regresad cada una a la casa de su madre. El Señor te trate con bondad, ya que has tratado con los muertos y conmigo. El Señor conceda que pueda encontrar descanso, cada uno en la casa de su marido. Entonces ella los besó, y ellas levantaron sus voces y lloraron».

Sus dos nueras no quisieron dejarla y le dijeron: «Seguramente volveremos contigo, a tu pueblo». “Vuélvanse, hijas mías; vayan, porque soy demasiado vieja para tener un marido”.

Es durante esta etapa de la vida de Noemi que ella es vulnerable y se da cuenta de que ya no es joven. Sin embargo, las dos nueras comienzan a caminar con Noemí; los besa y las despide, les dice que vuelvan a la casa de su madre. Orfa decide hacerle caso y regresar, en cambio Rut decidió quedarse con ella (versículos 6-19)

Rut vio que Noemí era vulnerable; que no tenía a nadie que la cuidara. Así que eligió quedarse con Noemí y cuidar de ella.

En febrero muchas personas celebrarán el día de San Valentín o el día de la amistad. Cuando leo sobre Rut y Noemi, creo que entre ellas, además de la relación de familia tuvieron una relación de amistad porque solo uno que ama a alguien puede mostrar cariño  y compasión a los demás.

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”. Proverbios 17:17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Noemí había aprendido a confiar en Dios. Ahora debía aprender a confiar en otras personas. Antes dependía de su esposo y de sus hijos ahora dependería de su nuera Rut.

¿Cómo es la temporada en la que te encuentras?

Rut y Noemi caminaron juntas unas 70 millas polvorientas para llegar a Belén cuando se acercan a sus amigos, lo ven y se preguntan «¿No es esta Noemí? Y ella les responde, no me llames Noemi, llámame Mara porque el Todopoderoso ha llenado mi vida con amargura, fui con las manos llenas, pero el Señor me hizo volver sin nada «(versículo 21) Rut 1:21

Debe haber sido muy duro para Noemi regresar a casa así y saber que todos estaban hablando de ella.

Todos experimentamos momentos difíciles; pero tenemos que tratar de ver la mano de Dios trabajando a través de las circunstancias.

Dios proveyó comida en el camino, nada les faltó porque es soberano.

Él bendijo a Rut por su noble actitud hacia Noemí, cuidando de ella en todo momento. Dios vio el corazón de Rut y la bendijo dándole un esposo que tenía mucha abundancia. Rut ya no tendría que pasar escasez, porque tenía todo.

«Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya». Rut 4:13-16

El Señor le dio a Noemí una nueva oportunidad en la vida para disfrutar de la bendición de una familia. Incluso en su vejez.

Qué historia más sorprendente de esperanza y restauración.

Quizás algunas de nosotros hoy nos sentimos solas; desesperadas por lo que estamos viviendo en el presente, pero quiero alentarte hoy a ser fuerte y confiar en el amor de Dios del que la Biblia nos dice.

“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará». Deuteronomio 31:6

Por Marina Pinto

 

Si desea escuchar un programa radial ENCUENTRO FAMILIAR para mujeres:

      EF040%20-%20Levantando%20los%20brazos%20de%20mi%20esposo

 

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