Que época más oportuna para la reconciliación, para la unidad de la familia, para la solidaridad con los pobres, con los que sufren. Sin lugar a dudas, mis amigos, la Navidad es un tiempo especial. Es tiempo de buscar la paz y esa paz solo se encuentra en aquel que nació en el humilde pesebre, así es, él es el príncipe de la paz y él dijo: “Yo he venido para que tengan paz y para que la disfruten.”
Tristemente mis amigos, la Navidad se ha convertido en una celebración materialista donde el gran ausente es Jesus; el verdadero protagonista de la Navidad no ha sido invitado.
Por todos lados tenemos fiestas y hacemos regalos olvidándonos de aquel que nos invitó a regalar sin esperar nada, aquel que nos invitó a visitar el enfermo, animar el pobre, a ayudar al necesitado.
En este mundo de bulla, de luces, de ausencia de paz, esta es la mejor época para decirle “Bienvenido a mi corazón” al Príncipe de Paz. Alejemos de nuestro corazón la guerra, la violencia y reconciliémonos con el perdón, hagamos que esta Navidad sea una Navidad de Paz, sea una Navidad llena de Dios.
Todavía Jesucristo sigue con sus brazos abiertos diciéndonos ¨Cuando yo nací en aquel humilde pesebre, vine para traerte paz y paz que desciende del cielo”.
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