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El noviazgo y la tentación sexual

Hola querido consejero:




Al buscar su ayuda, más que una respuesta, lo que necesito es un consejo, ya que no sé cómo sobrellevar esta situación por la que estoy pasando. Yo soy una creyente, y hace tres meses quede embarazada. Cometí el pecado de fornicación. Cedí a la tentación y ahora estoy pagando las consecuencias.

No sé cómo explicarle lo que pasó. Por el joven con el que me enredé yo no sentía nada. Ahora sé que yo soy la culpable de todo lo que pasó. Ya le he pedido perdón a mi Dios; me he arrepentido y estoy dispuesta a restaurarme.

Ha sido “una larga noche”; nada fácil para mí. Me he sentido mal, pero muy mal. Hasta pensé en quitarme la vida, pero doy gracias al Señor y a su Espíritu Santo que me ha consolado y creado en mí un corazón verdadero y arrepentido.

El joven con el que estuve también se está restaurando. Me busca, pero yo no quiero nada con él. Yo no quiero casarme con él porque no lo amo. Sé que lo que pasó no fue por amor, y no quiero fallar una vez más. Quizás muchos piensen que eso no es lo correcto y que yo debería de casarme con él, pero yo no lo veo así. El matrimonio es cosa sería, y sé que para casarse debemos estar verdaderamente enamorados, no solo por cubrir las apariencias o por un bebe que viene en camino.

Ahora esta es mi inquietud: Hace unos días un hermano de mi congregación se me acercó y me dijo que debo presentarme ante la congregación y confesar todo lo que pasó. Él dice que, si no, yo seré un mal ejemplo para otras jóvenes.

La verdad es que eso me ha desconcertado un poco. Yo nunca he leído en la Biblia que uno tenga que hacer tal cosa. Le comento que yo he hablado con el pastor y él no me ha dicho nada de eso. ¿Qué debo hacer? Necesito su consejo. Yo sé que no me debo sentir culpable, sino que debo de confiar en el perdón de Jesús y seguir buscándole. Pero ahora no sé qué hacer. ¿Es verdad que debo de hablar a la congregación, o quizás salir de ella?


Respuesta:

Apreciada amiga, gracias por escribirme en estos momentos de mucha confusión para ti. Lamento que esta persona que te demandó que sufras una vergüenza más no haya entendido claramente que la oveja perniquebrada, hay que restaurarla, que al hijo pródigo hay que recibirlo con los brazos abiertos; hay que ponerle Nuevo vestido, hay que abrazarlo.

Yo tampoco he leído en la Biblia que cuando uno le falla al Señor hay que presentarse ante la congregación y confesarlo públicamente. Lo que sí he leído en la primera carta de Juan 1:9 es lo siguiente: “Si confesamos nuestros pecados, (a Dios) Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” 

Entiendo que algunas congregaciones tienen estas reglas internas, pero son reglas propias de una determinada congregación. Nuestro Señor es un Dios de restauración.

Me alegro saber que has pedido perdón al Señor y sientes que el Espíritu Santa ha puesto verdadero arrepentimiento en tu corazón. Posiblemente las consecuencias las cosecharas por mucho tiempo, pero esa paz que trae el verdadero arrepentimiento te ayudara en el proceso de restauración.

Es triste escuchar que te enredaste con ese joven solo por la tentación, o tal vez por la curiosidad propia de la adolescencia y no por amor. Estoy completamente de acuerdo contigo. No hay que casarse solo porque se cometió un error. En esto estás actuando con madurez. Sin embargo ¿Qué papel jugará este joven en la vida de esa criatura? ¿Ya pensaste en eso?

Como no tengo toda la información necesaria, mi sugerencia es que hables con tus padres, les pidas perdón a ellos, y les solicites toda la ayuda posible para que este niño o niña tenga el amor y el afecto de padre. Aunque tu inquietud se centra más por lo de la congragación, yo estaría más preocupado por la salud emocional y espiritual de tu hijo/a.

Que Dios te ayude a mantenerte pura hasta que encuentres a aquel que será tu esposo. Y te digo esto con seriedad, ya que en nuestra sociedad las madres solteras son vistas como un blanco sexual.

Sigue fiel al Señor, y que el Espíritu Santo te siga ayudando. Que las lecciones aprendidas de esta caída sirvan para que tu vida y carácter sean moldeados por Dios. El verdadero arrepentimiento trae salvación y salud.

Dios te ama y yo también


Ernesto Pinto


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