La frustración es el resultado de no ver cumplidas nuestras expectativas, un sentimiento doloroso que surge cuando lo que esperábamos o deseábamos no se materializa. Se puede describir como un fracaso en una esperanza o deseo. El engaño, por otro lado, es inducir a alguien a creer en algo falso, una acción que genera frustración, desesperanza y, a menudo, una profunda pérdida de confianza, incluso en personas cercanas y queridas.
En Jeremías 20:7 en adelante el profeta ofrece una descripción clara de la frustración que experimenta quien es engañado y burlado por personas malintencionadas, incluso por amigos cercanos. Él expresa en el verso 10: "Muchos murmuran, terror por todas partes; todos mis amigos esperan verme claudicar". De manera similar, el salmista en el Salmo 55:15 describe cómo se sintió engañado y perseguido por un amigo.
Este tipo de experiencias son profundamente dolorosas, y nos sumergen en un mar de frustración, generando preguntas como: ¿Cómo puedo superar este dolor? Afortunadamente, tanto Jeremías como el salmista nos ofrecen principios y consejos para atravesar estos momentos de angustia.
1. Reconoce que no estás solo en tu frustración
En primer lugar, debes saber que no estás solo. Aunque la frustración te haga sentir aislado, recuerda que Dios está contigo. Jeremías, afirma con certeza en el versículo 11: "Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante". El salmista, por su parte, expresa en el Salmo 55:16: "Yo clamaré a Dios, y Él me salvará". No importa cuán grande sea el desafío, la presencia de Dios es un refugio seguro.
2. Refúgiate en el Señor en medio del engaño
Cuando las personas te engañan, se burlan de ti o te dejan sin esperanza, tu respuesta debe ser buscar refugio en el Señor. Jeremías nos muestra esto al decir en el versículo 12: "En tus manos he puesto mi causa". El salmista también lo confirma en el Salmo 55:22: "Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará". En momentos de dolor y frustración, confía plenamente en Dios y entrégale todas tus angustias en oración.
3. Espera en la respuesta de Dios y no busques venganza
El tercer principio es aprender a esperar la intervención de Dios y confiar en Su justicia. Jeremías lo expresa con firmeza: "El Señor hará que mis perseguidores tropiecen y no logren vencerme". El salmista también nos da esperanza en el Salmo 55:18: "Aunque son muchos los que me combaten, Él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí". No tomes la venganza en tus manos, pues Dios, a su tiempo, hará justicia a tu favor.
¿Qué harás con tu frustración?
Mi querido amigo, cuando te encuentres atrapado en la frustración, eleva tu clamor a Dios. Acércate a Él y presenta tu dolor, tu desánimo y las personas que te han herido. Pídele ayuda para superar esos sentimientos y para liberarte del deseo de venganza. Confía en que, a través de la oración y la fe en Su justicia, Dios te sanará y te guiará en el camino hacia la sanación.
Heriberto Ayala
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