Todos tenemos una historia que contar. Algunos compartirán sobre los logros que han obtenido, de lo bien que les está yendo, gracias a Dios por esos logros que traen felicidad. Otros, que no han tenido esa dicha, comparten sus dificultades y tristezas en busca de ayuda debido a la desesperación en la que se encuentran.
Otros preguntaran: “¿Por qué la vida es injusta?”
Pareciera que para algunos sale el sol y para otros la lluvia que muchas veces se transforman en fuertes tormentas que le llegan sin avisar.
Tal vez usted haya escuchado la expresión: “cuando llueve truena o relampaguea”, significa que cuando les llega una dificultad se les vienen muchos problemas más al mismo tiempo, y de nuevo vuelve la pregunta: ¿por qué la vida es tan injusta?
Al escuchar el corazón de tantas mujeres a las cuales entrevisto para el programa radial “Encuentro Familiar” en Esperanza para la mujer de hoy, mi corazón se quebranta al saber que muchas de ellas han pasado por mucho sufrimiento como madres solteras, quizá su pequeño hijo o hija ha sido diagnosticado(a) de cáncer. O tal vez una madre cuyo hijo se suicidó, otra con un adolescente que se encuentra atravesando una depresión. Otras me han compartido sobre la crisis que tuvieron al sufrir un divorcio, o que su pareja ha fallecido. En algunos casos algunas de ellas están atrapadas en el sufrimiento por lo que les pasó en su niñez y no han querido o no han podido liberarse de esa dura experiencia.
Una de estas mujeres aún recuerda ese día en que se volvió a encontrar con su madre después de haber sido abandonada y aún así con alegría corrió hacia ella pensando que le abrazaría, sin embargo sufrió nuevamente rechazo al escuchar que su madre negaba que ella era su hija. ¿Cómo crees que se sintió el corazón de esta mujer?
Cuando les escucho derramar su corazón, sólo puedo abrazarlas y muchas veces llorar con ellas, pero les animo a ser fuertes y valientes, y les recuerdo las promesas de nuestro amado Salvador.
Una de esa promesas es esta: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:9 (Reina Valera 1960).
Recientemente fui invitada por un grupo de mujeres y el Señor puso en mi corazón el compartir acerca de una historia de la escritura de una niña quien sufrió desde su corta edad quedando huérfana de padre y madre. Cuando ellos murieron, su primo Mardoqueo la adoptó como hija suya. La joven era de hermosa figura y de buen parecer. (Ester 2: 2-7).
Al leer esta historia pensé en todo lo que Ester sufrió, quizá se sintió rechazada por la sociedad, sentimientos de no ser amada, pero aún en medio de todo Dios tenía un propósito para su vida, porque Él conoce todo nuestro ser, leemos en el libro de Jeremías 1:5 :
“Palabra del Señor hablándole al profeta Jeremías y le dice; antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” (RVR1960)
Así como Dios habló a Jeremías y también puso sus ojos en la vida de Ester, tu vida también está en Él.
Muchos han sido marcados por el pasado, no pueden salir adelante porque se han quedado estancados en el dolor de su pasado. Eso no le sucedió a esta joven, sino que decidió levantarse y seguir adelante.
Por fe, en obediencia y amor por su pueblo, sacrificó hasta su propia vida exponiéndose ante el rey aún en contra de la ley. Así dice en Ester 4:10-11: “Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días.”.
Si usted lee todo este relato de Ester, verá que al final Ester fue usada para bendición de su pueblo pero fue por su sacrificio, y sometiéndose a un ayuno junto a sus doncellas y todo el pueblo se unió a ella. “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.” Ester 4:16.
Aprendamos del resultado de la obediencia y perseverancia cuando decidimos confiar en Dios. El tiene un plan perfecto para nuestras vidas.
Recuerda que no eres la única que ha atravesado o está atravesando dificultades. Hemos leído que Ester las tuvo y también nos dice la Escritura que también nuestro Señor Jesús pasó tristezas al saber que sus discípulos lo iban a abandonar. “He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.” Juan 16:32 (RVR1960)
Pero Jesús estaba seguro de que el Padre Celestial estaba con Él.
Al finalizar quiero dejar esta palabra de aliento para ti:
Dios es fiel, Él mostró su providencia a un pueblo a través de una simple mujer, llena de gracia y valiente que decidió que su pasado no determinara su futuro, sino que fue Dios quien lo hizo.
¿Quieres dejar que sea Él quien determine el tuyo?
Marina Pinto.
Febrero 2020
Les invito a escuchar algunos programas de ENCUENTRO FAMILIAR:
Prog #63 Mi madre me abandono
Prog # 50 Mataron a mi esposo