A lo largo de la vida nos encontraremos con distintas situaciones, algunas nos llenarán de alegría y otras nos harán entristecer y hasta querer desistir. Como humanos solemos en la mayoría de los casos quejarnos, exponer a los cuatro vientos nuestras tribulaciones, pues hablar sobre aquello que nos aflige nos ayudará, sentiremos que se aliviana nuestra carga al compartirla, aunque en la mayoría de los casos la respuesta que escuchemos sea. Si tu mal tiene remedio ¿Para qué te quejas? y si no lo tiene ¿para qué te quejas? Dios nos ha dejado en su palabra una serie de amorosos consejos que nos ayudaran a lidiar con todo tipo de situaciones y esto es porque nuestro Señor se humanizó para poder entendernos y ayudarnos al surgir la tempestad. El proverbio anterior, nos dice que analicemos la posibilidad de darle solución a lo que nos aqueja y si no la encontramos pues que simplemente la aceptemos. Eso es lo que el mundo puede ofrecer. Pero Dios en su infinito amor y misericordia no nos lanza a lidiar con nuestros males y grandes necesidades de esta manera, él nos exhorta a exponer en oración nuestras necesidades, nuestras carencias, nuestras tristezas, pues en él siempre encontraremos un oasis de paz y de consuelo. En eso consiste el inmenso amor de Dios, en que él se preocupa, nos toma de la mano y juntos batallamos las cosas de la vida y eso es garantía para nosotros que como humanos somos tan débiles.
La palabra de Dios nos dice. 1ª. Pedro 5-7 Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. También expresa en Mateo 7.7 Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, buscad y hallareis, porque todo el que pide se le da, el que busca encuentra y el que toca se le abrirá.
La decisión está en nuestras manos, para elegir que hacer en el momento en que las batallas de la vida nos sofocan, podemos quejarnos, malhumorarnos y perder el control y de la misma forma perturbar la paz de nuestros seres amados, o podemos ir a solas con Dios y depositar en sus manos nuestro anhelo, nuestras quejas, nuestra tribulación. Bien sabemos que depositadas estas, en el lugar correcto seguramente la respuesta no tardará. La amorosa alternativa que Dios nos ofrece, siempre nos llenará de paz y gozo.
Tenemos en quien confiar.
Samia Vargas
Colaboradora de ENCUENTRO
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