“Si el Señor te inquieta a interceder por alguien…. ¡Hazlo!
Octubre 2014
Escrito por Marina Pinto
¿Has sentido la urgencia de orar por alguien y has pensado: -“Lo pondré en mi lista de peticiones, pero más tarde”? O tal vez te han llamado y te han dicho: -“Necesito que ores por mí y le has respondido: “Está bien, oraré por ti pero más adelante”.
Si el Señor te ha inquietado a orar por alguien, es mejor que seas obediente, ya que esa persona puede estar en una circunstancia difícil o seguramente lo estará en el futuro. Es muy importante que sepas que Dios te está usando a ti para que cubras a esa persona en oración.
Hace unas semanas atrás el Señor me despertó en más de una ocasión para que orara por diferentes personas. Obedecí sin conocer la razón y sin conciliar el sueño me he mantenido orando por ellas, pidiendo protección para sus vidas.
Las siguientes historias que compartiré más adelante pueden cambiar tu forma de pensar en cuanto a la intercesión, especialmente si has pensado que no sabes porqué o cómo debes orar: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” Romanos 8:26
Hay dos historias que quisiera compartirte para que veas que es mejor que obedezcamos al Señor.
La primera es una historia personal:
Primer testimonio:
En el año 2000, mi hijo mayor David tenía 17 años de edad y Daniel 11, cuando el Señor los protegió de un grave accidente automovilístico, porque una mujer de Dios a 3.588 KM de distancia en un país diferente fue inquietada a orar por ellos y ella inmediatamente le obedeció.
Esa mañana mi esposo iba rumbo hacia el aeropuerto, en la ciudad de Miami, conducido por nuestra querida amiga que ahora se encuentra en la presencia del Señor, le dijo que el Señor la estaba inquietando para orar por nuestros hijos.
De inmediato, esta hermosa guerrera de oración se estacionó a un costado de la carretera y le dijo que no sabía la razón pero que debían hacerlo en ese mismo instante, entonces enseguida comenzaron a cubrirlos con la sangre de Cristo.
Esa misma tarde en nuestra ciudad, mi hijo David iba rumbo a una reunión de jóvenes de la Iglesia. Pero mi hijo más pequeño, Daniel, insistía en querer acompañar a su hermano. Yo le había dicho que debía quedarse, lo cual no le agradó mucho. Unos minutos más tarde recibimos una llamada de la policía haciéndonos saber que debíamos ir a reunirnos con nuestro hijo David, porque había sufrido un accidente. Había sido embestido por otro automóvil, que por causa de una fuerte lluvia no lo había visto.
Cuando llegamos al lugar del accidente, pudimos ver el estado en el que había quedado el automóvil. El lado del pasajero había sido completamente hundido, ya que allí había recibido el golpe. Mi hijo estaba siendo atendido por los paramédicos y luego fue trasladado al hospital, debido a que sufrió un golpe en su frente y una cortadura en su brazo derecho, donde le pusieron diez puntadas. Fue allí en donde mi esposo y yo nos dimos cuenta que debido a la intercesión de esta mujer, Dios los protegió de algo mayor, librándolo aún de la misma muerte.
El segundo testimonio, lo compartiremos la proxima semana.
Les animamos a escuchar un programa de radio titulado «El litro de leche». Veremos que Dios todavia habla!