Cuando me acerqué a esa cama de hospital noté que todo su vigor y toda su fuerza se habían desvanecido. En su lugar, un cuerpo consumido por un cáncer terminal habían hecho estragos en el organismo y la voluntad de mi padre…
Muchas veces esperamos que otros den el primer paso. Ya sea que tengamos o no razón o creamos tener verdaderos motivos para sentirnos ofendidos, lo cierto es que anhelamos que el/la «culpable» sea quien tome la iniciativa, «porque así corresponde».
Encima de la ofensa: «¿tengo que ser yo quien vaya a pedir/dar perdón?», eso NO ES JUSTO!! Nos decimos con frecuencia. Pero, ¿¿¿quién lo es??? Su Palabra dice que “no hay justo, ni aún uno”. Sólo Dios es fuente de toda JUSTICIA y SABIDURÍA, sin embargo, nos ofrece su amor y su perdón acercándose a nosotros sin importar nuestra condición, ni nuestra actitud, ni aún nuestro corazón.
Fue así como, lo que el enojo y el rencor habían separado durante más de 25 años, la relación de padre-hija se vio restaurada, en tan sólo algunos minutos, por medio de la obediencia y el perdón.
Ahora mi papá descansa en la Presencia del Señor y yo disfruto de una paz inigualable.
Mi meta es ser más como Él, más como mi Padre Celestial: más amorosa, más perdonadora, más misericordiosa y sobre todo mucho pero mucho más compasiva.
Sé que sola es imposible, pero con Su ayuda “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Dios siempre permanece fiel.
Un abrazo de su amiga y hermana en Cristo
Mónica E. Rosas
Colaboradora de ENCUENTRO
21/1/18
Escuchen algunos programas de radio sobre el perdón:
El pañuelo del perdón
La opción del perdón