Después de Dios, es la madre quien tiene el mayor potencial de amar, ya que muchas veces tiene que sacrificarse a sí misma por el bienestar de su familia.
Es ella quien pasa la mayor parte del tiempo con sus hijos, quien se desvela cuando están enfermos, quien se abstiene de un plato de comida, quien deja sus sueños a medias y sus planes realizados por ver el de ellos cumplidos. Esa mujer, la madre….
El corazón de una madre es inigualable. Dando lo mejor de sí hasta lo último, aunque la situación no sea la más favorable y más aún en tiempos difíciles. Ese es el amor de una madre…
¿Cómo te sentirías si alguien, que no es la madre de tu hijo, lo reclama y te lo quiere quitar? ¿Qué pensarías? O mejor dicho, ¿cómo reaccionarías?
Imposible de pensar o concebir, sin embargo leemos que en la Escritura hubo un caso de esa naturaleza; y aún más, esta madre tuvo que escoger entre ver a su hijo con vida o conformarse con sólo la mitad de él.
Ya te imaginarás a qué historia me refiero: en el libro de 1ª Reyes 3:16-27 nos relata que en aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres, quienes se presentaron delante de él reclamando ser la madre de ese pequeño; «Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ‘¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis’. Mas la otra dijo: ‘Ni a mí ni a ti; partidlo’.”
¿Qué harías, si ocuparas el lugar de esa madre en esa situación?
“Entonces el rey respondió y dijo: ‘Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre’.”
Lo más probable es que harías lo mismo que hizo esta madre, aceptarías sufrir porque ya no lo tendrías contigo, pero preferirías saber que está con vida.
Quizás, no tengamos que pasar por una situación tan difícil como esa, Dios quiera que no, pero si tuvieras que pasar por algún tiempo de angustia, recuerda que: “Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas”Salmos 34:19.
En este día quiero enviar un afecto de cariño muy especial, a todas aquellas mujeres que han sabido llevar en alto ese nombre de MAMÁ. Que al salir de los labios de nuestros hijos, pueda ser oído como algo dulce a nuestro paladar.
Para finalizar, quiero compartir este versículo: “Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas”. Proverbios 31:29
¡Felicidades a todas las madres en su día!
Marina Pinto.
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