Cuando mi padre fue joven fue llamado al Ministerio, fue animado por alguien a recibir a Jesús en su corazón, y ese arrepentimiento se convirtió a un servicio de entrega total por toda una vida.
Esa entrega de amor a Jesús se convirtió en una escuela para muchos, pero sobre todo se convirtió en un templo de enseñanza, ánimo y respeto donde nos instó y dejó un legado importante y especial a sus tres hijos a mí, a Julio y a David para servir a Jesús con amor y entrega como él nos lo demostró, un legado donde nos preparó para ser ministros para que la obra de Dios continúe y así dejar ese compromiso en otros.
Pablo instó a Timoteo a seguir esa tradición de la fe para avivar «el fuego del don de Dios» en él por el Espíritu que da «poder» para vivir sin temor para el evangelio. Un fuerte legado espiritual no garantiza que lleguemos a experimentar la fe, pero el ejemplo y las enseñanzas de los demás pueden ayudar a preparar el camino. Además, después de recibir a Cristo como Salvador, el Espíritu nos guiará a vivir para Él, servirle e incluso fomentar la fe en otros.
¿A quién o qué utilizó Dios para ayudarte a establecer los fundamentos de tu fe? ¿Puedes hacer lo mismo hoy con otra persona?
Dr. Josue Hernandez
Colaborador de ENCUENTRO
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