Parte de un poema sobre la paciencia recita así: Como la gota que la peña horada, Cayendo levemente noche y día, Así consigue ver con alegría La paciencia, su obra terminada. Nadie le estorba ni arrebata nada, al perseguir su objeto con lucha; Prosigue su labor, y en Dios confía hasta llegar al fin de la jornada. Con la paciencia y derrotero cierto, El peregrino llega a sus hogares y el navegante al suspirado puerto.
Muchas veces oramos a Dios, Señor dame paciencia, pero ya quiero ahora mismo. Margaret Thatcher dijo una vez, “Soy extraordinariamente paciente, con tal que al final me salga con la mía.” Cuando todo sale a nuestra manera, es fácil mostrar paciencia. La verdadera prueba de paciencia, viene cuando nuestros derechos son violados… PERO La paciencia es parte de los frutos del Espíritu, según encontramos en la palabra de Dios en Gálatas 5: 22.
La paciencia se define comúnmente como: “La capacidad de aceptar o tolerar demoras, problemas, o sufrir sin enojarse o molestarse”. Históricamente viene de la palabra Latina “patientia”, que significa sufrimiento de la cual viene la palabra “paciente”, refiriéndose a alguien que está sufriendo de estar enfermo o lesionado.
La paciencia no se desarrolla de la noche a la mañana. El poder de Dios y la bondad son cruciales para el desarrollo de la paciencia en Sus hijos. Colosenses 1:11 nos dice que somos fortalecidos por Él para “toda paciencia y longanimidad,” mientras que Santiago 1:3-4 nos anima a saber que las pruebas son Su manera de perfeccionar nuestra paciencia.
Lastimosamente, la falta de paciencia ha dado lugar a muchas situaciones donde se han tomado malas decisiones e injusticias se han cometido en todo lugar lejos de la voluntad de Dios, pedir para esperar a alguien generalmente conduce a las acusaciones de que alguien está deliberadamente tratando de cubrir algo.
Hebreos 10:36 dice: Porque os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.Sin paciencia no podemos esperar el cumplimiento de nuestra fe. No todo nos llega inmediatamente después de creer. Hay un periodo de espera para recibir muchas cosas de Dios. Durante este periodo, nuestra fe se prueba y purifica. Solamente si perseveramos y esperamos con paciencia podemos experimentar el gozo de ver lo que hemos creído.
¿Como estas hoy con la paciencia? ¿puedes esperar en silencio a que se cumpla tu petición a Dios? Tengas en cuenta que la paciencia te llevará al éxito, si hoy empiezas a ser paciente, mañana contagiarás a otros.
Heriberto Ayala
Colaborador de Encuentro
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