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Cómo escuchar la voz de Dios en la vida diaria

  • info593312
  • 1 oct
  • 1 Min. de lectura

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“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27).


Reflexión: Dios sigue hablando hoy. No lo hace siempre con un trueno desde el cielo ni con milagros extraordinarios, sino de manera clara, personal y cercana. Jesús mismo afirmó que quienes le pertenecen reconocen su voz. El problema no es si Dios habla, sino si estamos dispuestos a escuchar.


En la vida diaria, rodeados de ruido, tareas y preocupaciones, podemos perder sensibilidad a la voz de Dios. Él habla a través de su Palabra, porque la Biblia es su voz escrita para nosotros. También nos habla mediante la oración, el consejo de personas piadosas, las circunstancias y la paz en el corazón cuando buscamos su dirección. Escuchar a Dios requiere detenernos, aquietar el alma y ser intencionales en darle un espacio.


Imagina una radio; las ondas siempre están en el aire, pero si el dial no está sintonizado, solo oirás ruido. De la misma manera, Dios está comunicándose, pero necesitamos ajustar nuestro corazón para captar lo que Él nos dice.Hoy puedes preguntarte: ¿Estoy dedicando un tiempo en silencio para oír a Dios? ¿Busco en la Palabra una guía diaria o solo en momentos de crisis? Escuchar la voz de Dios implica rendir mi voluntad y estar dispuesto a obedecer, incluso si no siempre es lo que quiero oír.

 

Oración: Señor, enséñame a reconocer tu voz en medio de tantas voces que me rodean. Haz mi corazón sensible a tu Palabra y obediente a tu dirección. Dame la paz y la claridad para seguirte en cada decisión diaria. Amén.

 

 

 
 
 

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