
Cuando comenzamos un nuevo año, no sabemos qué nos deparará. Siempre soñamos con que será mejor que el anterior. Hacemos listas, ya sea en nuestra mente o en el teléfono, con metas como bajar de peso, ahorrar dinero, librarnos de deudas e incluso planear algún viaje. Deseamos que nuestros hijos continúen sus estudios, alcancen sus metas y consigan todo lo que se proponen. Soñamos con lo mejor. Sin embargo, no podemos imaginar que algo triste o doloroso pueda suceder.
El año 2021 fue así para mí. A finales de 2020, perdimos a nuestra perrita de 13 años, y pasamos meses buscándola. Oramos con fervor para que apareciera, y Dios respondió. Después de tres meses, la encontramos, y la inmensa felicidad de mis hijas fue indescriptible. Pero esa alegría duró poco, ya que poco después se enfermó y falleció. Este fue solo el inicio de una serie de momentos tristes que no podíamos anticipar, y no teníamos idea de cuántas más lágrimas tendríamos que derramar.
Poco después de la pérdida de nuestra perrita, mi cuñada enfermó y falleció. Un mes después, mi papá también enfermó y partió, precisamente el día del Padre. No podía creer que seguíamos perdiendo a nuestros seres queridos. ¿Cómo se vive con tanto dolor, de un luto a otro? Aunque no fue fácil, sabía que Dios siempre estuvo allí, y que Él nos sostenía a mí y a mi familia en cada momento de sufrimiento. Me preguntaba, ¿cómo hacen las personas que no creen en Cristo para atravesar situaciones tan difíciles?
Aunque no sabemos qué nos traerá el año 2025, sí sabemos algo con certeza: Dios siempre está con nosotros. Él nunca nos abandonará, y estará a nuestro lado hasta el fin de nuestros días. En Mateo 28:20, Jesús nos promete estar con nosotros todos los días, hasta el final del mundo. Y en Isaías 41:10, Dios nos dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."
Con estas promesas, podemos comenzar este año con la certeza de que Él está con nosotros. No hay nada que suceda que pase desapercibido para Él. Podemos enfrentar lo que venga sabiendo que Su presencia nos da paz, fortaleza y esperanza.
Viola Ayala
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